febrero, 2015

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Revisando las novedades del DSM-V para el diagnóstico de los TCAs

Desde Mayo de 2013 tenemos con nosotros el nuevo manual diagnóstico DSM-V en el cual se incluyen algunos cambios asociados a la organización de los trastornos y a la especificación de los criterios diagnósticos. El antiguo manual contaba con 17 categorías diagnósticas, en el DSM-V pasan a ser 22. En este artículo nos vamos a centrar en los cambios que repercuten en los trastornos de la conducta alimentaria.

Conocer estas diferencias es de gran ayuda para los profesionales en su trabajo de evaluación y diagnóstico.

 dsm

Anorexia nerviosa:

Criterio A: no alude al índice de peso relativo del 85%. Ahora se mencionará en el especificador de gravedad. El peso bajo pasa a definirse como un peso menor al mínimamente normal (para niños/as o adolescentes menor de lo esperable).

No hay variaciones significativas en el criterio B y C, por tanto las pacientes siguen teniendo un miedo intenso a ganar peso así como una alteración de la propia imagen corporal.

La gran novedad que trae consigo el DSM-V es la eliminación del criterio de amenorrea. Desde nuestra experiencia clínica este criterio no aportaba nada al diagnóstico. Muchas de nuestras pacientes no llegaban a presentar amenorrea a pesar de haber perdido mucho peso y de encontrarse desnutridas, otras no tenían menstruaciones regulares debido a su edad temprana y otras muchas no llegaban a tener menstruación por lo que era imposible presentar pérdida de ella. Además este criterio dejaba fuera al género masculino.

Se añaden especificadores de tiempo:

-Tipo restrictivo: durante los últimos 3 meses la persona no ha incurrido a episodios recurrentes de atracón o conducta purgativa

– Tipo compulsivo/purgativo: durante los últimos 3 meses ha incurrido en episodios recurrentes de atracón o comportamiento purgativo

Especificar si:

  • En remisión parcial: el criterio A no existe (no tenemos un peso corportal bajo) pero la persona aún sigue padeciendo un miedo intenso a engordar y una alteración en su autoimagen (criterios B y C).
  • En remisión total: no cumple ningún criterio durante un periodo continuado

Especificar gravedad actual:

            Leve: IMC≥ 17 kg/m²

            Moderado: IMC 16-16,99kg/ m²

            Grave: IMC 15-15,99 kg/m²

            Extremo: IMC < 15 kg/ m²

Bulimia nerviosa:

El DSM-V no incorpora cambios significativos en los criterios diagnósticos salvo para los atracones y las conductas compensatorias. Lo más relevante es la desaparición del subtipo bulimia nerviosa no purgativa que corresponde ahora a la categoría de trastorno por atracón.

Al igual que antes, se añaden especificadores en cuanto al tiempo (remisión parcial y remisión total) y la gravedad.

            Leve: de 1-3 episodios de conducta compensatoria a la semana

            Moderada: entre 4 y 7 episodios de conducta compensatoria a la semana

            Grave: entre 8 y 13 de episodios de conducta compensatoria a la semana

            Extremo: 14 o más episodios de conducta compensatoria a la semana.

Trastorno por atracón:

Esta es otra de las novedades del DSM-V. Esta nueva categoría correspondería a la anterior Bulimia nerviosa no purgativa del DSM-IV. El DSM-V esclarece los episodios de atracón y a los hechos a los que se asocia, sin embargo, sigue excluyendo los atracones subjetivos que vivencian algunos de los pacientes como podemos ver en nuestra práctica clínica. El sentimiento de culpa y de descontrol debe ser un criterio más importante, a tener en cuenta por el profesional, que la cantidad de comida que el paciente pueda tomar.

Los especificadores son iguales que en el punto anterior, cambiando conducta compensatoria por atracones.

Otro trastorno específico de la alimentación

Esta categoría se utiliza cuando la persona cumple síntomas de los trastornos de la conducta alimentaria pero no se corresponden con ninguno de los anteriormente citados. Algunos ejemplos pueden ser: anorexia nerviosa atípica, bulimia nerviosa (de baja frecuencia y/o duración limitada), trastorno por atracón (de baja frecuencia y/o duración limitada), trastorno por purgas, síndrome de ingestión nocturna de alimentos).

Pica y trastorno de rumiación:

No hay cambios significativos en criterios diagnósticos en ambos trastornos.

Trastorno por evitación/restricción de la ingestión de alimentos:

En el DSM-IV aparecía con el nombre de trastorno de alimentación en la infancia y era un trastorno que rara vez se utilizaba dada la información limitada sobre sus características, su evolución y pronóstico. En la nueva clasificación se amplían los criterios resaltando la aversión a la comida, así como la dificultad para alcanzar los niveles necesarios para el desarrollo del niño. Se asocia a una pérdida significativa de peso, una deficiencia nutricional, dependencia a la alimentación enteral y una interferencia importante en el funcionamiento psicosocial.

Desde el Centro de Psicología Clínica Pettca- Granada creemos que el DSM-V ha traído consigo grandes cambios que han dejado atrás criterios obsoletos y poco determinantes, y que ha clarificado otros criterios siendo más fácil establecer el diagnóstico, y haciendo ver a los/as pacientes que no “solamente se trata de que quieren adelgazar” sino que realmente están sufriendo una enfermedad/trastorno, ayudando así al proceso de “toma de conciencia” de enfermedad.


Ana Morales Carmona y Sara Coca Arco

Psicólogas especialistas en Trastornos de la Conducta Alimentaria

Centro de Psicología Clínica PETTCA-GRANADA

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Vómitos autoinducidos: Una mala estrategia para adelgazar

Las personas con bulimia purgativa utilizan el vómito autoinducido como método para intentar eliminar lo que han comido y así prevenir un aumento de peso o, incluso, intentar adelgazar. Aunque no es nada agradable para ellas, el intenso malestar que les generan los episodios de sobreingesta (objetivas o subjetivas, es decir, sobreingestas “reales” o no) les lleva a creer que, de esta manera, están eliminando de su organismo todo o una gran parte de lo ingerido. Sin embargo, el vómito es una muy mala estrategia para estos fines ya que no se lograría eliminar ni el 40 % de lo ingerido y muchos de los nutrientes ya habrían sido absorbidos, por lo que acaba siendo inútil este intento de expulsarlos.

El cuerpo no está hecho para vomitar. El vómito es un mecanismo protector que se activa en ocasiones puntuales para expulsar alguna sustancia nociva que hayamos ingerido, evitando así, por ejemplo, una intoxicación. Cuando no existe esta intoxicación y se autoinduce de manera frecuente, puede conllevar las siguientes consecuencias:

– Daños odontológicos. Los vómitos frecuentes erosionan las piezas dentales, destruyendo gradualmente el esmalte dental. Los dentistas pueden identificar fácilmente este patrón de erosión y deducir la causa.

– Hinchazón de las glándulas salivares. Las glándulas que segregan saliva, ubicadas en la cavidad wcbucal, se hinchan gradualmente cuando las personas se autoinducen el vómito. Esta hinchazón no es dolorosa pero si es visible, dando una apariencia redondeada al rostro, lo que contribuye a que estas personas sigan preocupándose por el peso y manteniendo su trastorno.

– Daños en la garganta. El inducirse el vómito requiere un cierto uso de la fuerza resultando lesiones superficiales en la parte posterior de la garganta que pueden llegar a infectarse fácilmente.

– Daños en el esófago. En el esófago no tiene por qué haber jugos gástricos por lo que éstos pueden producir erosiones en las paredes del esófago y ocasionar sangre intestinal.

-Daños en las manos. Al utilizar los dedos para autoinducirse el vómito, a largo plazo, suele dañarse la piel que recubre los nudillos formando escaras, conociéndose estas lesiones como “signo de Rusell”.

– Desequilibrio de electrolitos o la deshidratación. Esta es una de las consecuencias más importantes del vómito, induciendo sed extrema, mareo, debilidad, tensión muscular y espasmos.

Entre estos desequilibrios cabe destacar la hipocalemia (potasio bajo) porque puede dar lugar a irregularidades en el ritmo cardíaco.

Muchos de estos daños son reversibles, desapareciendo cuando cesa la conducta purgativa.

Hay muchas páginas nocivas en internet sobre cómo inducirse el vómito y donde afectadas por trastornos de la conducta alimentaria se “animan” unas a otras a llevarlo a cabo (mira nuestro artículo sobre webs “pro-ana o mia”), por eso consideramos que no está de más tener constancia de todas las consecuencias negativas que tiene en nuestro cuerpo esta conducta y sobre todo hacer reflexionar sobre la creencia de que el vómito es una forma eficaz para el control del peso.

Ana Morales Carmona
Psicóloga especialista en TCAs
PETTCA-GRANADA

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